Las Heroínas... Las Grandes Olvidadas XXVIIIHola a todos.
El aluminio es ese metal que, como decirlo sin que suene a mofa o coña, utilizan o han utilizado algunos países (incluido España) en determinadas fases de la historia reciente cuando su paupérrima economía no daba más de sí por distintos motivos.
La necesidad de proveer a la población de moneda circulante para los pagos del día a día y la acusada finalidad de sentirse no dependiente de otros países hizo que este material se metiese de lleno en algunas zonas del mundo sustituyendo sin más a bellas monedas de bronce e incluso plata.
Por todo ello, esta nueva entrega de las Grandes Olvidadas va dirigida a esas monedas de aluminio que en su día hicieron su función y de hecho, algunas cumplieron más que con creces esa tarea.
Esta entrega (veo que os habéis aficionado algunos a esta saga) se la voy a dedicar a tres nuevos comentaristas (jejeje) de las últimas entregas,
@Cobi @REVERSO12 y
@Rafal5 Francos 1945. República Francesa.Todos sabemos que la inestabilidad que produjeron los terribles acontecimientos sufridos a parte de las economías mundiales, más o menos potentes, durante el desarrollo de la II Guerra Mundial y su posterior posguerra (aunque para ellos no siguiese la terrible frase de "y una pertinaz sequía"), derivaron en acuñaciones de materiales débiles y baratos como el cinc y el aluminio.
Países como la República Francesa vieron ya, terminada la Gran Guerra, como su terrible deuda con EE.UU. hizo que sus famosas monedas de plata (recordemos que a mediados del siglo XIX fueron los impulsores de la Unión Monetaria Latina) y bronce acabasen conviertose en monedas de cuproníquel y Aluminio-Bronce. Pero todo eso, aunque muy cierto y desmoralizador para la población, no seria nada durante el transcurso de al menos casi veinte años, periodo que va desde 1941 hasta 1959 en el que primeramente los alemanes invasores y posteriormente la maltrecha economía de la IV República hiciesen de aquellas bonitas pero a la vez humildes y humillantes monedas de cuproníquel y Aluminio-Bronce se convirtiesen directamente en monedas de Aluminio y cinc, quedando estas últimas muy pocos años en activo tras la guerra debido a la creciente devaluación del Franco. Cierto es, me diréis algunos conocedores de la moneda francesa del siglo XX, que el cuproníquel no desapareció, puesto que en 1945 la moneda de 10 francos paso a englosar la larga lista de monedas mundiales que llevaban esta aleación. Y yo, no voy a negar la evidencia (estaría bueno), pero si recordar que estas piezas antes de la guerra eran de plata.
Puede, que la pieza reconvertida en aluminio del gran Lavrillier, que tuvo su primera emisión en esta frágil aleación del aluminio en 1945, fuese esa mezcla de romanticismo francés, del pensar que nada había pasado, del querer mirar hacia delante o simplemente la falta de ganas de volver a hacer un diseño nuevo por falta de tiempo, material o simplemente desgana. Lo que es cierto y la historia se ha encargado de recordarnos en muchas ocasiones, es que esta pieza ha quedado en la numismática francesa como un diseño elegante, un diseño inmejorable y un diseño, por que no decirlo, altamente reconocible para todo aquel que incluso sin centrar su colección en este periodo de tiempo, reconoce esta pieza sin necesidad de fijarse en el país emisor.
Por todo eso, esta moneda de aluminio, humilde como ella sola, pobretona y quizás altamente despreciada por su bajo precio de mercado, es para mí, una autentica heroína de la numismática francesa, una moneda luchadora que ha sabido traspasar el umbral de la historia y colocarse a la altura de las más grandes y más reconocidas monedas del monetario francés.
Quizás solo eso, la historia y el transcurrir de los años, hallan sido capaces de encumbrar esta pieza. Puede que sus apenas 3,77 gramos de peso y su diámetro de 31 mm (ésta, hecha en la casa General de París en número de 95.399.000 piezas) sean capaces de seguir enamorando a un grupo numeroso de coleccionistas en un futuro, futuro que se empieza a escribir hoy, encumbrando a los altares a esta humilde y pobretona pieza histórica de Aluminio que ha sabido situarse en un destacado puesto.
10 liras de 1949. República Italiana.Pegaso, aquél misterioso y mítico caballo alado de la mitología de los antiguos griegos y romanos fue el recurso que el grandísimo diseñador italiano Romagnoli (recordemos que sus diseños estuvieron vigentes hasta la llegada del euro a la política monetaria de Italia, muchos años después de su fallecimiento) puso de manifiesto en estas piezas que vieron sufrir a la población italiana tras la derrota del fascismo después de la II Guerra Mundial y su posterior cambio político en forma de República tras la destitución de Humberto II en el trono.
Quizás Pegaso representaba todo aquello que Italia quería, es decir volar hacia un futuro prospero, un futuro donde la concordia y la buena fe de sus gentes sirviesen para seguir construyendo el joven país.
Italia es verdad que quedo destrozada tras la invasión de liberación por parte de los ejércitos aliados y las duras agallas que presento el ejercito alemán (recordemos tan solo que no fue un paseo de un año y medio de duración), por esos motivos el paro, el hambre, la destrucción y la miseria se adueñaron de uno de los países más ricos y prósperos de Europa.
El periodo de esta moneda, se convirtió pues en uno de los más tristes de la historia reciente de Italia bien documentado en películas como El ladrón de Bicicletas donde hasta los más duros derraman una lágrima.
Por todo ello, esta pieza es una luchadora y otra heroína al igual que la francesa, pues los tiempos que la tocaron vivir supieron salir adelante y convertirse en preciosas compañeras de un viaje largo y triste para los italianos, pero a la vez, convertirse en piezas de un gran calado histórico, reconocibles por su belleza y descubridoras de que un nuevo camino trataba de abrirse paso.
Las anteriores piezas de 10 Liras de la última emisión del teatrillo real de Víctor Manuel III eran una piezas también creadas por Romagnoli, en esta ocasión de plata (0,835) y muy bellas y escasas, pero nada tienen que reprochar a estas emisiones de posguerra de tan solo 3 gramos de peso y un diámetro de 29 mm.
Esta pieza fue acuñada en la casa de la moneda de Roma (R en el reverso, al lado del año) en un número de 53.311.000 piezas siendo la última y la de mayor emisión de los años que se hizo.
Pegaso por todos estos motivos y por su increíble belleza es sin duda alguna una gran pieza disfrazada de pobretona e humilde, pero a fin de cuentas una gran pieza que supuso el camino del resurgir italiano tras la debacle del fascismo primero y la guerra después.
5 Pengo. Reino de HungriaQuizás sea está una de las piezas hechas de aluminio con más bella factura. Debo decir que el reverso es uno de mis favoritos.
Hungria no pasaba por buenos momentos en el año 1943, de hecho los soviéticos estaban a las puertas de su frontera y la guerra había cogido un camino muy diferente del que tenía años atrás.
Pero esos motivos no impidieron que se celebrase en forma de moneda el 75 aniversario del regente del reino sin rey, el almirante Miklos Horthy, quien ocupaba el cargo desde el año 1920.
Se trata púes de una moneda que no fue una heroína y una luchadora como las otras que os he enseñado, pero su bellísima factura creo que no debería de ser desaprovechada para ser mostrada en esta nueva entrega de esta saga que va camino de las 100 entregas poco a poco (para sorpresa de
@Txabs).
Una moneda de gran tamaño, a semejanza de la emitida en 1938 (escasa y muy rara) y 1939 que fueron de los últimos duros de plata emitidos en Europa. Sin embargo los avatares de la guerra hicieron que se emitiese en aluminio al igual que los pengos de valores faciales inferiores.
Se emitieron un total de 2.000.000 de piezas en la casa de la moneda de Budapest (B.P. en el exergo del reverso) y su peso es de 6,1 gramos, 19 gramos menos que la moneda de plata. Fue desmonetizada a finales del año 1945 coincidiendo con la vuelta del Forint a la vida monetaria húngara en 1946. Aún así, no fue la última pieza con este valor, en el mismo año 1945 el gobierno provisional pro-comunista acuñó otra pieza con el mismo valor facial y convirtiéndose en la única pieza acuñada en el año 1945.
El diseño de esta fastuosa y gigantesca moneda de aluminio se lo debemos al diseñador Lajos Verán quien fue capaz de crear bellas y hermosas monedas en la Hungria de finales de los años 30.
Esta pieza, recuerdo es simple y llanamente una bella moneda que duro muy poquito tiempo en los monederos de los húngaros y encima en una época llena de bombas, balas corriendo y gente atemorizada, vamos un lujo de época para una tan bella moneda.
½ Millón de Marcos. 1923 Hamburgo (moneda de necesidad o Notgeld)Puede que la historia nos enseñase a que estas monedas no son tan feas ni tan humildes como en un principio puedan parecer. De hecho, esta pieza acuñada en la ciudad libre y Hanseática de Hamburgo puede que intente rememorar aquellas viejas monedas con las que sus habitantes pagaban no hacía muchos años, claro que aquellas viejas monedas tenían una cantidad de plata de 0,900 y eran una maravilla de 27 gramos de peso.
Esta, con el majestuosos escudo de la ciudad portuaria, se podría asemejar más por el tamaño, que no por el peso obviamente, a la moneda antigua de 2 marcos de la ciudad, dado que su diámetro coincide en los 28 mm. Su peso, como ya he mencionado hace escasos segundos, es bastante inferior de los 11 gramos que pesaban las viejas monedas de plata, de hecho es 9 gramos inferior.
Da la casualidad, de que en el año 1923, la ceca de Hamburgo (J) sacó también una serie de 3 monedas de necesidad, acuñadas en aluminio que aunque tenían la curiosidad de estar expresado su valor en forma de quebrado respecto del marco ( 1/100, 5/100 y 1/10 de marco ), llegó a tener carácter legal para ser habilitada para circular, al haber sido aprobada su emisión por el Senado.
Se podría decir que esta pieza de tan alto valor, apenas salía de la casa de la moneda, ya no valía para nada. Época difícil para una bella moneda, época compleja con altercados y sucesos acaecidos a la luz de esa depresión feroz que azotó desde el poder de las potencias ganadoras de la Gran Guerra a la paupérrima y humillada economía alemana.
Aun así, una pieza de una alta belleza, quizás como he mencionado antes, en recuerdo de otros años más fructíferos y mejores social y económicamente hablando.
Espero que os guste esta nueva entrega de la Grandes Olvidadas que algún día (espero que lejano) tocaran a su fin cuando lleguemos a las 100 entregas!
Un saludo a todos!!